“Dejemos atrás a los hombres y mujeres viejos y resucitemos con Cristo”, esas fueron las palabras con que nuestro párroco Rodrigo Allendes finalizó la homilía de la vigilia pascual, que estuvo marcada por la alegría de la resurrección que inundó los corazones de los fieles, quienes masivamente se congregaron al anochecer del día sábado haciendo que nuestra parroquia se hiciera chica, pues incluso de pie, se celebró el gozo de la pascua.
De esta forma culminó una semana que se inició el domingo de ramos con la conmemoración de la entrada de Jesús en Jerusalén, donde cientos de fieles se reunieron en las tres misas ofrecidas por nuestra parroquia, no solo como señal de alabanza y seguimiento a Cristo, sino que también lo hicieron como una muestra de confianza y apoyo a nuestra Iglesia en los momentos de crisis por los que atraviesa.
El lunes fue un día especial, de recogimiento, oración y sobre todo perdón a través de la liturgia penitencial, donde varios sacerdotes estuvieron durante la tarde confesando a los feligreses para preparar los corazones para el momento cúlmine que se viviría.
La comunidad de Santa Clara volvió a reunirse el Jueves Santo con la evocación de la última cena y el lavado de pies. En esta oportunidad, nuestro párroco, emulando la acción de Cristo con sus 12 discípulos lavó los pies de los coordinadores de las capillas que conforman la comunidad y estos a su vez, repitieron dicho gesto lavando los pies de otros hermanos.
Con una suave lluvia que cayó sobre nuestra capital el Viernes Santo se vivió de manera especial la pasión de Cristo.
Con el Vía Crucis, un numeroso grupo de fieles recorrió las calles de la comuna siguiendo al Cristo sufriente en sus 14 estaciones e incluso quienes por problemas de salud no pudieron hacerlo, tuvieron su propia celebración dentro del templo.
Con el Vía Crucis, un numeroso grupo de fieles recorrió las calles de la comuna siguiendo al Cristo sufriente en sus 14 estaciones e incluso quienes por problemas de salud no pudieron hacerlo, tuvieron su propia celebración dentro del templo.
Y así, tras una semana de intensas actividades, el mensaje finalmente quedó claro: JESÚS RESUCITÓ TAMBIÉN EN NUESTROS CORAZONES.
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